La ciudad de Cuenca como ciudad cosmopolita, ecléctica y multicultural conserva las formas ancestrales con técnicas estéticas contemporáneas.  La escultura de Los Totems realizada por el artista cuencano Eduardo Vega, ceramista reconocido por su técnica y referentes de los imaginarios ancestrales y locales, luce imponente como punto de convergencia de avenidas saturadas de vehículos que fluyen hacia el progreso. 


    El Tótem u ojibwa es un término de origen lingüístico algonquino. Sus habitantes refieren a la representación y el símbolo de sus antepasados, a la vez como vínculo. Constituyen objetos-rituales zoomorfizados para la protección de cada uno de sus clanes. Es decir, elementos de identidad grupal y de una “relación natural y cultural” tal como lo expresa Lévi-Strauss. La técnica de escultura ancestral se realiza en madera tallada con decoraciones que la naturaleza misma provee al artista. A la luz de las nuevas formas expresivas de la escultura, Eduardo Vega experimenta en su obra, las texturas que le ofrece el modelado de la cerámica y el concreto. La obra escultórica, ubicada en el redondel de las avenidas: Remigio Crespo y Unidad Nacional, se caracteriza por la percepción visual tridimensional que produce en el espectador de acuerdo a los puntos de ubicación desde los cuales se considere observar la obra. 

     El icono ancestral de los Tótems expresa el poder de las culturas milenarias. Un legado que intenta sobrevivir en un mundo moderno. Se trata de un palimpsesto que ha procurado reescribir la tradición con el uso de nuevos materiales artificiales en nuevas formas estéticas para un mundo contemporáneo.

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